MARIO VARGAS LLOSA

Todo lo concerniente a MVLL, un ejemplo a seguir en las artes de las letras peruanas.
"Puedo decir que Mario Vargas Llosa fue mi ídolo, mi ejemplo a seguir, esa persona admirada por mi, un buen escritor; cuando yo decidí ser como él y empecé por leer la novela que lo hizo famoso: La Ciudad y Los Perros. Tal vez, en el futuro, en alguna premiación hacía mi persona, le exprese mi afecto a ese señor cuyo sueño del pantalón corto se hizo realidad... Ser escritor"

Erick Abanto López

BIOGRAFÍA

La biografía de MVLL la he dividido en cuatro fases, las cuales están representadas en las siguientes etiquetas. Toda la información es verdadera.

INFANCIA

El libro de memorias El pez en el agua (1993) es fundamental para conocer estos primeros años de las vidas, el noviazgo, ocupaciones, y problemas de los padres de Mario. De estas memorias están tomadas todas las citas a continuación:«Mi madre tenía diecinueve años. Había ido a Tacna acompañando a mi abuelita Carmen —que era tacneña— desde Arequipa, donde vivía la familia, para asistir al matrimonio de algún pariente, aquel 10 de marzo de 1934, cuando, en lo que debía ser un precario y recientísimo aeropuerto de esa pequeña ciudad de provincia, alguien le presentó al encargado de la estación de radio de Panagra, versión primigenia de la Panamerican: Ernesto J. Vargas. Él tenía veintinueve años y era muy buen mozo. Mi madre quedó prendada de él desde ese instante y para siempre. Y él debió enamorarse también, pues, cuando, luego de unas semanas de vacaciones tacneñas, ella volvió a Arequipa, le escribió varias cartas e, incluso, hizo un viaje a despedirse de ella al trasladarlo la Panagra al Ecuador.En esa brevísima visita a Arequipa se hicieron formalmente novios. El noviazgo fue epistolar; no volvieron a verse hasta un año después, cuando mi padre —al que la Panagra acababa de mutar de nuevo, ahora a Lima— reapareció por Arequipa para la boda. Se casaron el 4 de junio de 1935, en la casa donde vivían los abuelos, en el bulevar Parra, adornada primorosamente para la ocasión, y en la foto que sobrevivió (me la mostrarían muchos años después), se ve a Dorita posando con su vestido blanco de larga cola y tules traslúcidos, con una expresión nada radiante, más bien grave, y en sus grandes ojos oscuros una sombra inquisitiva sobre lo que le depararía el porvenir.Lo que le deparó fue un desastre. Después de la boda, viajaron a Lima de inmediato, donde mi padre era radiooperador de la Panagra. Vivían en una casita de la calle Alfonso Ugarte, en Miraflores. Desde el primer momento, él sacó a traslucir lo que la familia Llosa llamaría, eufemísticamente, «el mal carácter de Ernesto». Dorita fue sometida a un régimen carcelario, prohibida de frecuentar amigos y, sobre todo, parientes, obligada a permanecer siempre en la casa. Las únicas salidas las hacía acompañada de mi padre y consistían en ir a algún cinema o a visitar al cuñado mayor, César, y a su esposa Orieli, que vivían también en Miraflores. Las escenas de celos se sucedían por cualquier pretexto y a veces sin pretexto y podían degenerar en violencias.(...) » Este pasaje, obviando los actos de violencia, recuerdan mucho a los primeros tiempos del matrimonio de Mario y Julia, en Lima, que ésta cuenta en sus memorias Lo que Varguitas no dijo. El mismo Mario admite que en esos primeros tiempos con Julia, padeció continuos "celos retrospectivos."«Mi madre quedó embarazada, esperándome, a poco de casarse. Esos primeros meses de embarazo los pasó sola en Lima, con la compañía eventual de su cuñada Orieli. Las peleas domésticas se sucedían y la vida para mi madre era muy difícil, pese a lo cual su apasionado amor a mi padre no disminuyó. Un día, desde Arequipa, la abuelita Carmen anunció que vendría a estar al lado de mi madre durante el parto. Mi padre había sido encargado de ir a La Paz a abrir la oficina de Panagra. Como la cosa más natural del mundo dijo a su mujer: «Anda tú a tener el bebe a Arequipa, más bien.» Y arregló todo de tal manera que mi madre no pudo sospechar lo que tramaba. Aquella mañana de noviembre de 1935, se despidió como un marido cariñoso de su esposa embarazada de cinco meses.»«Nunca más llamó ni le escribió ni dio señales de vida, hasta diez años después, es decir, hasta muy poco antes de esa tarde en que, en el malecón Eguiguren de Piura, mi mamá me revelaba que el padre al que yo hasta entonces había creído en el cielo, estaba aún en esta tierra, vivo y coleando. (...) »«Menos mal que el abuelito Pedro, la abuela Carmen, la Mamaé y todos sus hermanos se habían portado tan bien. Acariñándola, protegiéndola y haciéndole sentir que, aunque había perdido a su marido, siempre tendría un hogar y una familia. (...)»Sobre los motivos que produjeron la separación de Ernesto de Dora, Mario escribe:«Más íntima y decisiva que su mal carácter o que sus celos, estropeó su vida con mi madre la sensación, que nunca lo abandonó, de que ella venía de un mundo de apellidos que sonaban -esas familias arequipeñas que se preciaban de sus abolengos españoles, de sus buenas maneras, de su hablar castizo-, es decir, de un mundo superior al de su familia, empobrecida y desbaratada por la política. (...) »«En el segundo piso de la casa del bulevar Parra, donde vivían los abuelos, nací en la madrugada del 28 de marzo de 1936, después de largo y doloroso alumbramiento. El abuelo envió un telegrama a mi padre, a través de la Panagra, anunciándole mi venida al mundo. No respondió, ni tampoco una carta que mi madre le escribió contándole que me habían bautizado con el nombre de Mario.»En el diario La República de Lima, fechado el 13 de abril de 1984, apareció un horóscopo de Mario hecho por el poeta Rodolfo Hinostroza, donde éste especifica que Mario nació a las 00:45am.Poco después, a través de un pariente y abogados, Ernesto y Dora se divorciaron por consenso. La madre de Mario, sin embargo, seguiría enamorada de Ernesto cuando ambos se reunieran en Piura, con Mario de diez años.«Ese primer año de vida, el único que he pasado en la ciudad donde nací y del que nada recuerdo, fue un año infernal para mi madre así como para los abuelos y el resto de la familia —una familia prototípica de la burguesía arequipeña, en todo lo que la expresión tiene de conservador—, que compartían la vergüenza de la hija abandonada y, ahora, madre de un hijo sin padre. Para la sociedad de Arequipa, prejuiciosa y pacata, el misterio de lo ocurrido a Dorita excitaba las habladurías. Mi madre no ponía los pies en la calle, salvo para ir a la iglesia, y se dedicó a cuidar al niño recién nacido, secundada por mi abuela y la Mamaé qúe hicieron del primer nieto la persona mimada de la casa.«Un año después de nacido yo, el abuelo firmó un contrato de diez años con la familia Said para ir a trabajar unas tierras que ésta acababa de adquirir en Bolivia, cerca de Santa Cruz —la hacienda de Saipina— donde quería introducir el cultivo del algodón, que aquél había sembrado con éxito en Camaná. Aunque nunca me lo dijeron, nadie puede quitarme de la cabeza que la infortunada historia de su hija mayor, y la tremenda incomodidad que les causaba el abandono y el divorcio de mi madre, impulsaron al abuelo a aceptar aquel trabajo que sacó a la familia de Arequipa, adonde nunca volvería. «Fue para mí un gran alivio ir a otro país, a otra ciudad, donde la gente me dejara en paz», dice mi madre de aquella mudanza.»«La familia Llosa se trasladó a Cochabamba, entonces una ciudad más vivible que el pueblecito minúsculo y aislado que era Santa Cruz, y se instaló en una enorme casa de la calle Ladislao Cabrera, en la que transcurrió toda mi infancia. La recuerdo como un Edén. (...)«La casa era enorme pues cabíamos en ella, con cuartos propios, los abuelos, la Mamaé, mi mamá y yo, mis tíos Laura y Juan y sus hijas Nancy y Gladys, los tíos Lucho y Jorge, y el tío Pedro, que estudiaba medicina en Chile pero venía a pasar vacaciones con nosotros. Y, además, las sirvientas y la cocinera, nunca menos de tres. En aquella casa fui engreído y consentido hasta unos extremos que hicieron de mí un pequeño monstruo. El engreimiento se debía a que era el primer nieto para los abuelos y el primer sobrino de los tíos, y también a ser el hijo dela pobre Dorita, un niño sin papá. El no tener papá, o, mejor dicho, que mi papá estuviera en el cielo, no era algo que me atormentara; al contrario, esa condición me confería un status privilegiado, y la falta de un papá verdadero había sido compensada cón varios sustitutorios: el abuelo y los tíos Juan, Lucho, Jorge y Pedro. (...)» Sobre su niñez en Cochabamba ha escrito un largo artículo titulado Semilla de los sueños, publicado en Letras Libres en noviembre del 2000. Puede leerlo haciendo clic en el título.«Mis diabluras hicieron que mi mamá me matriculara en La Salle a los cinco años, uno antes de lo que recomendaban los Hermanos. Aprendí a leer poco después, en la clase del hermano Justiniano, y esto, lo más importante que me pasó en la vida hasta aquella tarde del malecón Eguiguren, sosegó en algo mis ímpetus. Pues la lectura de los Billikens, Penecas, y toda clase de historietas y libros de aventuras se convirtió en una ocupación apasionante, que me tenía quieto muchas horas. Pero la lectura no me impedía los juegos y era capaz de invitar a toda mi clase a tomar el té a la casa, excesos que la abuelita Carmen y la Mamaé, a quienes si Dios y el cielo existen espero hayan premiado adecuadamente, soportaban sin chistar, preparando con afán los panes con mantequilla, los refrescos y el café con leche para todo ese enjambre. (...)»«Mientras estuve en Bolivia, hasta fines de 1945, creí en los juguetes del Niño Dios, y en que las cigüeñas traían a los bebes del cielo, y no cruzó por mi cabeza uno solo de aquellos que los confesores llamaban malos pensamientos; ellos aparecieron después, cuando ya vivía en Lima. Era un niño travieso y llorón, pero inocente como un lirio. Y devotamente religioso. Recuerdo el día de mi primera comunión como un hermoso acontecimiento; las clases preparatorias que nos dio, cada tarde, el hermano Agustín, director de La Salle, en la capilla del colegio y la emocionante ceremonia —yo con mi vestido blanco para la ocasión y toda la familia presente— en que recibí la hostia de manos del obispo de Cochabamba, imponente figura envuelta en túnicas moradas cuya mano yo me precipitaba a besar cuando lo cruzaba en la calle o cuando aparecía por la casa de Ladislao Cabrera (que era, también, el consulado del Perú, cargo que el abuelo había asumido ad honórem). »"Diálogo con Vargas Llosa por Ricardo A. Setti" (1988)Mario estudia los cuatro primeros años de primaria en el La Salle de Cochabamba. "Recuerdo las aventuras de La Sombra, de El Enmascarado Solitario [las películas seriales que daban tres episodios por semana]. Un hecho central de esa época es también por supuesto el descubrimiento de la lectura. Yo aprendí a leer a los cinco años en el colegio La Salle de Cochabamba. La lectura para mí se convirtió en una experiencia fascinante, obsesiva. Antes de cada Navidad, que era otro momento maravilloso del año, yo recuerdo que pedía siempre que el niño Dios me trajera libros. Recuerdo haberme despertado algún 25 de diciembre con la cama rodeada de libros, una escena inolvidable. Todos mis tíos me regalaban libros, especialmente novelas. Estaba Karl May, el alemán que contaba historias del Lejano Oeste, un Oeste que nunca visitó. Después estaba Emilio Salgari con novelas como Sandokán. También me acuerdo mucho de las dos revistas que circulaban por toda América Latina en ese tiempo. La argentina Billiken y la chilena Peneca. Eran revistas para leer, de cuentos y seriales; no eran revistas de dibujitos." (MVLL. La vida en movimiento, UPC, Lima, 2003.)«Mi madre me alentaba mucho la afición a la lectura. Ella tenía en su velador Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda, que me había prohibido que leyera. Y todavía recuerdo que leí con un poco de miedo el primer poema donde había un verso sorprendente, "y hace saltar el hijo del fondo de la tierra". Yo era totalmente inocente, yo no tenía idea de cómo venían los niños al mundo, ni nada de eso y ese verso me provocaba cierta angustia porque lo asociaba a algo inquietante y sucio.»«A la distancia, incluso los malos recuerdos de Cochabamba parecen buenos. Fueron dos: la operación de amígdalas y el perro danés del garaje de un alemán, el señor Beckmann, situado frente a la casa de Ladislao Cabrera. Me llevaron con engaños al consultorio del doctor Sáenz Peña, como a una visita más de las que le hice debido a mis fiebres y dolores de garganta, y allí me sentaron sobre las rodillas de un enfermero que me aprisionó en sus brazos, mientras el doctor Sáenz Peña me abría la boca y me echaba en ella un poco de éter, con un chisguete parecido al que llevaban mis tíos a las fiestas de carnavales. Después, mientras convalecía entre los mimos de la abuelita Carmen y la Mamaé, me permitieron tomar muchos helados. (Al parecer, durante esa operación con anestesia local, chillé y me moví, estorbando el trabajo del cirujano, el que dio mal los tajos y me dejó pedazos de amígdalas. Éstas se reprodujeron y ahora las tengo de nuevo completas.)«El gran danés del señor Beckmann me fascinaba y aterraba. Lo tenían amarrado y sus ladridos atronaban mis pesadillas. En una época, Jorge, el menor de mis tíos, guardaba su auto en las noches en ese garaje y yo lo acompañaba, paladeando la idea de lo que ocurriría si el gran danés del señor Beckniann se soltaba. Una noche se abalanzó sobre nosotros. Nos echamos a correr. El animal nos persiguió, nos alcanzó ya en la calle y a mí me desgarró el fondillo del pantalón. La mordedura fue superficial, pero la excitación y las versiones dramáticas que de ella di a los compañeros de colegio duraron semanas.(...)» Este gran danés puede muy bien haber inspirado al perro "Judas" de su novela breve Los cachorros.«Apenas asumió la presidencia,.el tío José Luis [Bustamante y Rivero, elegido presidente del Perú, que ejerció de 1945 a 1948, año en que fue derrocado por Odría] le ofreció al abuelo ser cónsul del Perú en Anca o prefecto de Piura. El abuelito —cuyo contrato con los Said se acababa de cumplir— eligió Piura. Partió casi de inmediato y dejó al resto de la familia la tarea de deshacer la casa. Nos quedamos allí hasta fines de 1945, de modo que yo y mis primas Nancy y Gladys pudiéramos dar los exámenes de fin de año. Tengo una borrosa idea de esos últimos meses en Bolivia, de la interminable sucesión de visitas que venían a decir adiós a esa familia Llosa, que, en muchos sentidos, era ya cochabambina: el tío Lucho se había casado con la tía Olga, quien, aunque chilena de nacimiento, era boliviana de familia y corazón, y el tío Jorge con la tía Gaby, ella sí boliviana por sus cuatro costados. Y, además, la familia había crecido en Cochabamba. A la primera hija del tío Lucho y la tía Olga, Wanda [hermana de Patricia, actual esposa y madre de los hijos de Mario], que nació en la casa de Ladislao Cabrera, me aseguran que yo intenté verla venir al mundo subiéndome a espiar su nacimiento a uno de esos altos árboles del primer patio, del que me bajó el tío Lucho de una oreja. Pero no debe ser cierto, pues no lo recuerdo, o si lo es, no llegué a enterarme de gran cosa, porque, ya lo he dicho, salí de Bolivia convencido de que los niños se encargaban al cielo y los traían al mundo las cigüeñas.»Cursa el quinto grado de primaria en el colegio Salesiano de Piura.En el libro MVLL. La vida en movimiento, Mario recuerda que "Haber llegado al Perú me producía una gran exaltación pero también era un hecho alog traumático porque en el colegio se reían de mi manera de hablar. Yo hablaba como serrano. Por entonces descubrí el origen de los bebes. Recuerdo que un día con los Artadi, con el gordo [Javier] Silva, y con Jorge Salmón bañándonos en el río de Piura, los oí hablar de cómo venían los niños al mundo. Yo me quedé absolutamente consternado porque descubrí que los hombres y las mujeres hacían esas porquerías. Fue traumático."En este mismo libro, Mario comenta su hábito de lector: "En Piura leía muchísimo. Era un loco de la lectura, leía mucho más que en Bolivia. En la librería de la señora Ramos Santolaya, yo era un comprador sistemático de libros (...) leía maravillado la serie inglesa de Guillermo. Guillermo era un niño más o menos de mi edad que tiene unas relaciones maravillosas con su abuelo, con el que comparte toda clase de travesuras. (...) En Piura ya empecé a escribir poemitas que me hacían recitar en la casa de los abuelos. Mi mamá se reía mucho con mis poemas (...) Mi mamá me alentaba mucho, y también mi tío Lucho que había escrito versos de joven. Yo lo descubrí cuando me recitó unos poemas. Le pregunté de quién eran. No los identificó y entonces descubrí que eran suyos."En 1946, Dorita lleva a su hijo Mario a conocer a su padre. El episodio del encuentro con su padre afecta de forma definitiva el destino de este niño que cambia los mimos y engreimientos de su madre, tíos y abuelos por una disciplina de hierro. La ausencia del padre y el brusco encuentro con éste, han influido en el escritor profundamente, e incluso varios de sus personajes ficticios (Richi en La ciudad y los perros, Ambrosio en Conversación en La Catedral, Mayta en Historia de Mayta) tienen los mismos conflictos.Mario y los padres de éste viajan a Lima, donde se quedan a vivir, y donde empezarían otra vez las confrontaciones.

ADOLESCENCIA

En Lima estudia el sexto grado de primaria (1947) y los dos primeros años de secundaria en el colegio La Salle que estaba en la avenida Arica (1948-1949): "En el primer año de media me aplazaron en Música. Yo tenía mala voz. Me dijeron, en el examen, que cantara la primera estrofa del Himno Nacional, y la canté. La canté muy fuerte. El Jurado creyó que me burlaba" (Caretas N°337, 22-31 de agosto de 1966). La estrofa del Himno peruano que cantó el futuro creyente del liberalismo es, irónicamente, "Somos libres"."Ya cuando estaba en La Salle empecé a leer a los franceses. Dumas fue la fascinación total. Creo que es el primer escritor al que leí como autor. Por entonces ya no buscaba las historietas, sino lo que había escrito el señor Dumas. Leí todas las series: Los tres mosqueteros, Veinte años después, El vizconde de Bragelonne, Memorias de un médico. Leer ya en esa época fue algo mucho más que una diversión, porque era lo que a mí me llenaba el mundo, que se había vuelto muy vacío." (MVLL. La vida en movimiento, UPC, Lima, 2003.)Fue su padre Ernesto el que lo metió en el Colegio Militar Leoncio Prado en Lima, al enterarse de que el joven Mario escribía poemas, actividad que Ernesto asociaba a la falta de hombría y aun a la homosexualidad. En este Colegio, Mario estudió tercero y cuarto de secundaria (1950-1951): "Aunque la experiencia leonciopradina fue algo traumática, abrí los ojos sobre la realidad de mi país. Entendí que el Perú no era el país del cual yo tenía una visión microscópica, que padecía muchos conflictos, culturas con muchas lenguas, razas con grandes enconos y prejuicios (...) Mi padre creía que un muchacho que se dedicaba a la literatura iba a fracasar en la vida. Para él la literatura no era una actividad muy alimenticia. Lo curioso es que el Leoncio Prado no mató mi vocación literaria pues aquí escribí cartas de amor, novelitas y descubrí que la literatura era mi vocación." (El pez en el agua. Memorias)."Por supuesto que el encierro me hizo sufrir muchísimo. Yo había pensado ser marino. Se podía entrar a la Escuela Naval terminando el tercer año. Yo presenté mis papeles para entrar a la Marina y no me los aceptaron porque me faltaban unos meses para la edad mínima. Me dijeron que esperara hasta el año siguiente. Pero el año pasado yo no quería saber nada con una carrera militar."El periodista peruano Sergio Vilela ha escrito un libro sobre esta época leonciopradina, titulado "El cadete Vargas Llosa" (Editorial Planeta, 2003). La primera novela de Vargas Llosa, La ciudad y los perros, está ambientada ("en apariencia al menos") en el Leoncio Prado. Y, como se verá después, esta decisión de escenografía marcaría su primer escándalo público cuando las autoridades del Colegio se pronunciaron contra el libro y el autor. El verano de 1952 (segunda quincena de diciembre a marzo), ingresa con la ayuda de su padre a trabajar en el desaparecido diario "La Crónica", de Lima. La experiencia -personajes, sucesos- le sería útil más tarde, cuando escribía la novela Conversación en La Catedral. ("Escribía en la sección policial, y recuerdo que hacía largos, largos recorridos por la ciudad, pero también escribía cuentos y proyectos de novela.") Personajes como Carlitos Ney, Norwin del diario "Última Hora" e incluso una prostituta con las características de la Musa existieron y algunos todavía existen. Esta experiencia es fundamental en la vida de Mario y está narrada en un capítulo de sus memorias.Al terminar el verano, no alcanza a matricularse para el último año en el Leoncio Prado, algo que el mismo Mario buscó según cuenta en sus memorias; tampoco encuentra una posición en ningún colegio de Lima. Por diligencias del tío Lucho, viaja a Piura a estudiar el quinto año de secundaria en el Colegio Nacional San Miguel, de Piura (1952). Al mismo tiempo, encuentra un puesto en el diario "La Industria". Ese año también escribe su primera obra teatral, el drama La huida del inca, que ganó un premio escolar consistente en su representación, realizada en el Teatro Variedades el mes de julio. El autor la dirigió. A pesar del éxito que obtuvo en el ámbito provinciano,Vargas Llosa nunca ha permitido su publicación. (Su madre conservó una copia del manuscrito, que Mario posee. Además, el mismo Mario conserva en su billetera el programa que se repartió en la función, como un amuleto.)En esta segunda estadía en Piura, el joven Mario visita por fin la Casa Verde que veía de niño y conoce a amigos de siempre como Javier Silva Ruete, quien es también personaje de novelas como La tía Julia y el escribidor, y hoy es un economista relevante en el Perú. [El puesto que ocupa hoy, 2004, es el de Presidente del Banco Central de Reserva.]Terminada la secundaria, Mario regresa a Lima en 1953 a estudiar Derecho y Letras en la Universidad de San Marcos. Mientras que Letras es una carrera que toma por vocación, el Derecho se convierte en una carrera alimenticia, con el fin de contentar a la familia con un título de abogado que podría serle útil en el futuro. Sin embargo, la deja al quinto año (la carrera tomaba entonces siete años, a decir del autor).La experiencia universitaria, como la de periodista, le serviría de bases para escribir Conversación en La Catedral. Esta novela está dedicada a dos amigos de esos años: "A Luis Loayza, el borgiano de Petit Thouars, y a Abelardo Oquendo, el Delfín, con todo el cariño del sartrecillo valiente, su hermano de entonces y de todavía."Conversación en La Catedral (1969), además, recrea la opresión de la dictadura de Manuel Apolinario Odría (1948-1956) que Mario vivió con actividad disidente: durante su primer año en San Marcos, participó en una cédula comunista llamada Cahuide, también representada en la novela.Escribía ya entonces cuentos "con gran inseguridad y mucho esfuerzo" y empezó a publicarlos en periódicos: una primera versión de "Los jefes" en el desaparecido El Mercurio Peruano y "El abuelo" en el diario El Comercio.En mayo de 1955, se encuentra con su tía política Julia Urquidi Illanes (hermana de Olga Urquidi, esposa del tío Lucho Llosa, que era hermano de la madre de Mario), y poco después entabla con ella una relación amorosa. La censura familiar a la relación hace que ambos decidan casarse. En esos tiempos la ley peruana no permitía casarse a menores de 21 años: Mario tenía entonces diecinueve y Julia era diez años mayor (Julia, según indica en su libro Lo que Varguitas no dijo, nació en mayo de 1926. Por su parte, Mario, en sus propias memorias, dice que Julia era doce años mayor, y no diez.).Tras falsificar la partida de nacimiento de Mario, se casaron furtivamente en Chincha, en mayo de 1955, después de muchas aventuras contadas en su novela La tía Julia y el escribidor —donde lo verídico se mezcla con la ficción— y en sus memorias El pez en el agua —donde trata de contar la verdad, según sus recuerdos—. Fue una boda por la que el padre, al enterarse, prometió "matar" a su hijo: Julia se vio forzada a alejarse de su marido, viajando a Santiago de Chile. Raúl Porras Barrenechea, amigo y maestro de Mario, apaciguó al padre y lo hizo desistir de anular el matrimonio. Mario Vargas Llosa recrea la entrevista en El pez en el agua: "Después de todo, casarse es un acto de hombría, señor Vargas. Una afirmación de la virilidad. No es tan terrible, pues. Hubiera sido mucho peor que el muchacho le saliera un homosexual o un drogadicto, ¿no es cierto?"

JUVENTUD

En 1959, tras graduarse el año anterior, Mario Vargas Llosa, acompañado por su esposa Julia, viaja Madrid gracias a una beca de doctorado en Letras de la Institución Javier Prado de Lima. La intención era continuar profundizando, en la Universidad Complutense, el estudio de la ficción de Rubén Darío (no su poesía), pero, como cuenta Julia en sus memorias, Mario no pudo llevar esta tarea a cabo al tener como asesor de tesis a un maestro inadecuado y abusivo, que intentaba apropiarse de las investigaciones del peruano. (Recién en 1971, Mario obtendría su doctorado con un ensayo sobre García Márquez, Historia de un deicidio.)Aunque esto a la larga no importa, porque la llegada a Europa es el primer gran paso en busca del terreno que consideraba más estimulante para su ya clara carrera de escritor: "El matrimonio con la tía Julia fue realmente un éxito y duró bastante más de lo que todos los parientes, y hasta ella misma, habían temido, deseado o pronosticado: ocho años. En ese tiempo, gracias a mi obstinación y a su ayuda y entusiasmo, combinados con una buena dosis de buena suerte, otros pronósticos (sueños, apetitos) se hicieron realidad. Habíamos llegado a vivir en París y yo, mal que mal, me había hecho un escritor y publicado algunos libros." (La tía Julia y el escribidor, 1977, Capítulo XX).La mudanza a París se da en 1959, cuando Mario decide abandonar los estudios de doctorado. Gracias al apoyo desde Lima de Raúl Porras y su ex maestro de universidad Luis Alberto Sánchez, consigue algunos trabajos temporales. Esta estadía en la Ciudad Luz durará aproximadamente 7 años, y en este periodo consigue trabajos diversos. Su dirección era "17, rue de Tournon - París VI, Francia."Como profesor de español en la Escuela Berlitz, donde para ser aceptado debió aprender la z y la c como los españoles y el método en quince días. En competencia con 14 españoles gana el concurso: "Eso era como un campo de concentración. Uno no sabía a qué horas tenía que enseñar. El día anterior sólo nos anunciaban la primera hora de enseñanza: de 9 a 10. Era para que no nos dedicáramos a otras cosas. Luego nos decían las horas restantes: de 12 a 1, de 3 a 4, de 6 a 7. Y a veces hasta me enviaban a la Academia Berlitz de Versalles. Eran 180 francos por hora y yo sólo podía escribir los domingos".En 1960 consigue un trabajo más estable al ingresar como periodista en la sección española de France Presse y colaborador en los programas de la Radio y Televisión Francesa para América Latina, aquí junto a su esposa. Selecciona noticias, las traduce al español, las dice por radio y tiene a su cargo una mesa redonda literaria a la semana: "Mi trabajo comienza a las 11 de la noche y termina a las 3 y media de la madrugada. Leo hasta las 6 y duermo hasta las 12. Por las tardes, escribo. Escribo unas seis horas diarias y a veces más. A veces hasta 10 horas al día" (Caretas, agosto de 1966).En octubre de 1962, es comisionado por la ORTF para realizar labor periodística en la ciudad de México, acompañando al presidente De Gaulle, quien -entre otros eventos- iba a inaugurar una gran exposición en el famoso bosque de Chapultepec. Ese mismo día debía realizar un reportaje a propósito de la Fiesta de los Muertos de los indios Tarascos, al interior del territorio mexicano. En esta visita conoce a Carlos Fuentes, quien con Mario habría de destacar en la novela latinoamericana de los 60. De allí pasó a Cuba, que por esos días se encontraba convulsionada con la invasión a la Bahía de Cochinos.En diciembre de 1962, Mario es anunciado como el ganador del Premio Biblioteca Breve que entregaba la Editorial Seix Barral, gracias a su novela La ciudad y los perros, presentada con el título de Los impostores (y cuyo título temporal fue de La morada del héroe). Entabla además una amistad continua con el editor Carlos Barral, cabeza de Seix Barral. Mario había venido escribiendo el manuscrito desde el mismo barco que lo llevaba hacia Madrid, como cuenta Julia en sus memorias, y gracias a la ayuda de ésta transcribió varias veces el original para la corrección posterior. Esta primera novela de Mario está considerada como el evento que inició el llamado "boom" de la novela latinoamericana. En Lima, el libro provoca reacciones de rechazo por parte de las autoridades del Colegio Leoncio Prado, donde se sitúa la novela. Algunas de las noticias injuriosas a la novela y al autor puede leerlas haciendo clic aquí.La historia más detallada de estos años parisinos en el anonimato, previos a La ciudad y los perros, se encuentra en el libro de Julia Lo que Varguitas no dijo, aunque sea un punto de vista parcial: mientras conocemos asuntos de vida marital, no podemos conocer los eventos de crecimiento como escritor que tiene Mario en esos años. Se divorcia de Julia Urquidi entre 1964 y 1965."Cuando la tía Julia y yo nos divorciamos hubo en mi dilatada familia copiosas lágrimas, porque todo el mundo (empezando por mi madre y mi padre, claro está) la adoraba. Y cuando, un año después, volví a casarme, esta vez con una prima (hija de la tía Olga y el tío Lucho, qué casualidad) el escándalo familiar fue menos ruidoso que la primera vez (consistió sobre todo en un hervor de chismes). Eso sí, hubo una conspiración perfecta sobre todo para obligarme a casar por la Iglesia, en la que estuvo involucrado hasta el arzobispo de Lima (era, por supuesto, pariente nuestro), quien se apresuró a formar las dispensas autorizando el enlace. Para entonces, la familia estaba ya curada de espanto y esperaba de mí (lo que equivalía a: me perdonaba de antemano) cualquier barbaridad" (La tía Julia y el escribidor, 1977. Capítulo XX)En 1962 había empezado a trabajar simultáneamente en dos relatos, uno acerca de la selva y otro acerca de sus recuerdos piuranos. Para recoger material sobre el Amazonas y los indígenas, viaja en 1964 a la selva, repitiendo otra experiencia de 1958 en compañía del antropólogo mexicano Juan Comas. Terminará fundiendo los dos relatos en una novela que titulará La Casa Verde (1966), que está dedicada a Patricia.Mario Vargas Llosa sobre un aspecto de su transición de joven a adulto:"Fui un adolescente profundamente romántico, que se enamoraba como los seres de las novelas románticas, y al mismo tiempo gozaba y sufría extraordinariamente con esos amores, que eran siempre muy apasionados y que yo vivía de una manera mucho más dramática, trágica, de lo que eran en la realidad.Y en mi vida, el amor es algo muy importante: es y ha sido un gran apoyo para trabajar, para escribir, para tomar decisiones. (...) Desde que yo era muy joven empecé a sentir una serie de reservas frente a la religión, porque la religión combatía lo que a mí me parecía respetable, que era el deseo. ""Esta es una fuente de enriquecimiento para el hombre. Y así como no soy una persona que esté a favor de la promiscuidad, por ejemplo —porque creo que ella abarata el sexo y envilece la experiencia sexual—, en cambio estoy por la defensa intransigente del deseo. Entonces, su condena, su represión, su abolición ética o religiosa es algo que desde muy niño —al principio de una manera muy confusa, luego de una manera más razonada— me llevó a cuestionar la religión. Creo que los hombres tienen derecho al placer, que el placer es algo muy respetable y defendible en toda su extrañísima diversificación, complejidad, matices y variantes, que tienen que ver con la complejidad misma del ser humano".

ADULTEZ

En mayo de 1965, Mario Vargas Llosa se casa en Lima con su prima Patricia Llosa, quien, estudiando Derecho en La Sorbona, conoció a Mario en París. (En años anteriores se habían encontrado en reuniones familiares, como cuenta Mario en sus memorias.) Con ella, regresa a Europa, aunque sólo por una breve estancia en París, pues pronto se mudan a Londres. En la revista Caretas, del 8-18 de junio de 1965, se dio noticia del matrimonio de esta manera: "Tan en privado fue el reciente matrimonio de Mario Vargas Llosa que todo quedó en familia: se casó con su prima hermana Patricia Llosa. A la boda asistieron sólo 6 invitados de los cuales (exceptuando a Javier Silva Ruete) aparecen arriba. El asunto fue, pues, íntimo, como deberían ser los matrimonios. Mario y Patricia, de evidente parecido, fueron a pasar como buenos arequipeños su luna de miel a la Ciudad Blanca, de donde partirán para París en donde residirán." En 1965, además, realiza su segundo viaje a Cuba, en consonancia con su creencia en la Revolución Cubana, para participar en el jurado del Premio Casa de las Américas, junto con José Lezama Lima, Camilo José Cela, Jaime Sabines (México) y Edmundo Aray (Venezuela), que finalmente se declaró desierto[clic para ver una foto del jurado], y desde entonces forma parte del Consejo de Redacción de la revista Casa de las Américas hasta su ruptura con el régimen castrista en 1971. "Diálogo con VLL" por Ricardo A. Setti. Historia del matrimonio Periodista Ricardo A.Setti: ¿Cómo fue su matrimonio con Patricia? MVLL: Patricia es peruana y es pariente mía, hija de un hermanode mi madre. Ella fue a estudiar a la Sorbona cuando yo vivía en París y entonces allí surgió un amor platónico entre nosotros. Creo que más en mí que en Patricia. Luego medivorcié de mi primera mujer,de quien ya hablamos, y volví al Perú dos años después que Patricia había regresado. Y entonces se produjo el matrimonio en un plazo muy rápido —dos meses— y regresamos a Europa. Yo tenía 30 años, y es un matrimonio que ahora [1986] va a cumplir 20 años. [risas] Durante esta década colabora, además, con las revistas Primera Plana (Buenos Aires), Marcha (Montevideo) y Expreso (Lima). En sus esporádicas visitas a Lima en los 60, se alojaba en la casa de sus tíos-suegros, ubicada en Casimiro Ulloa 490, San Antonio (según Caretas N°337, 22-31 de agosto de 1966) En Londres consigue un puesto enseñando sobre literatura latinoamericana en el Queen Mary College (a partir de 1967). Es en esta época cuando realmente empieza a leer autores latinoamericanos contemporáneos. (En su época universitaria, había leído muchos autores peruanos y latinoamericanos del pasado, como detalla en sus memorias.) 1966 empieza con su residencia fija en Londres, y la publicación de su segunda novela, La Casa Verde, que recibe este mismo año el Premio del a Crítica Española. Además realiza su primera visita a Buenos Aires, como parte del jurado del Premio de Novela de la revista Primera Plana. En un artículo titulado ¿Por qué? ¿Cómo?, publicado el 10 de enero del 2002 en la revista Caretas, Mario recuerda que «La primera vez que fui a Buenos Aires, a mediados de los años sesenta, descubrí que en esa bellísima ciudad había más teatros que en París, y que sus librerías eran las más codiciables y estimulantes que yo había visto nunca. Desde entonces tengo por Buenos Aires, por Argentina, un cariño especial.» Su primer hijo, Álvaro Augusto Mario Vargas Llosa, nace el 18 de marzo de 1966, en Lima. Iba a nacer en París, pero justamente el compromiso que tenía Mario como Jurado del concurso de Primera Plana en Buenos Aires hizo que Patricia viajara a Lima para recibir los cuidados necesarios. Después del Queen Mary College, es Profesor invitado para el semestre de otoño en la Washington State University (1968), volviendo a la enseñanza en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (1969) y en el King's College (Londres, 1969). Sobre la experiencia en Puerto Rico, Mario declaró en 1972: "Estuve en la Universidad de Puerto Rico como profesor visitante, por un semestre, y cuando me preguntaron qué cursos quería dictar, elegí dos, que, al fin, terminarían siendo las dos caras de uno solo: uno sobre la obra de García Márquez y otro sobre la vocación del novelista. El primero quería ser un análisis bastante técnico de los cuentos y novelas de García Márquez, y el segundo quería intentar dar una respuesta a preguntas como: ¿por qué un hombre decide un día escribir novelas?, ¿es algo casual, obedece a una especie de fatalidad, uno elige libremente una vocación literaria o es precipitado a ella? Y luego, cuando esta vocación ha sido asumida, ¿a qué se debe que un novelista escriba sobre ciertos temas y no sobre otros?" En el King's College continuaría estos cursos, que más tarde le servirían para escribir su tesis doctoral García Márquez: historia de un deicidio (Barral Editores, 1971). En este libro, figura un reconocimiento que dice lo siguiente: "No hubiera podido escribir este ensayo sin la ayuda de muchos amigos: Mercedes y Gabriel García Márquez, Carmen Balcells...y los alumnos que asistieron a los seminarios de la Universidad de Puerto Rico y del King's College de la Universidad de Londres, donde este trabajo nació. A todos ellos, y, muy especialmente, a Alonso Zamora Vicente, mi profundo agradecimiento." Para 1967, publica la novela breve Los cachorros, especialmente para una edición con fotografías de la Lima de los años 50, por Editorial Lumen. La Casa Verde obtiene el Premio Nacional de Novela del Perú y, en su primera edición, el Premio Internacional de Literatura Rómulo Gallegos en Caracas. Su discurso de agradecimiento, titulado "La literatura es fuego" y leído el 4 de agosto de 1967, se volvió célebre y popularizó al olvidado poeta peruano José Oquendo de Amat . Semanas después, el 11 de setiembre de 1967, nace en Lima el segundo hijo de los Vargas Llosa, Gabriel Rodrigo Gonzalo, llamado así en honor de su gran amigo Gabriel García Márquez (cuyos dos hijos se llaman Rodrigo y Gonzalo). El novelista colombiano y su mujer Mercedes Barcha hicieron de padrinos de bautizo del hijo de los Vargas Llosa (ellos mismos se ofrecieron a apadrinarlo, según costumbre colombiana). En una situación similar a la del primer hijo Álvaro, Rodrigo Vargas Llosa iba a nacer en Londres, pero al tener Mario el compromiso de viajar a Caracas por el Rómulo Gallegos, Patricia tuvo que viajar a Lima para recibir los necesarios cuidados familiares. Este mismo año tiene dos actividades relevantes: en un evento en defensa de los presos políticos del Perú, en el Palais Mutualité de París, se encuentra con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. [Clic para ver una foto]. Luego, viaja con Julio Cortázar y su (entonces) esposa Aurora Bernárdez a Grecia, contratado como traductor de la UNESCO. Cristalizando su devoción por las novelas de caballerías, en 1969 escribe un prólogo para la novela Tirant lo Blanc, del catalán Joanot Martorell, donde, además, habla por primera vez de "la novela total", una historia que quiere abarcar todo lo que existe. (Este prólogo, junto con todos sus ensayos sobre aquella novela se reunieron en una edición conjunta titulada Carta de batalla por Tirant lo Blanc, publicada en 1991 por Seix Barral.) En 1969, Mario publica su tercera novela, Conversación en La Catedral, que empezó en 1966. Hasta entonces, fue la novela que más trabajo le cuesta (una "novela total" en sí misma) y promete "ser más humilde" en sus próximas entregas. Un proyecto ambicioso como éste, e incluso más grande, llegaría en 1977, cuando Mario empieza a escribir La guerra del fin del mundo (1981).

PRODUCCION LITERARIA

NOVELAS:

El desafío, relato (1957)

Los Jefes (1959)

La ciudad y los perros (1963)

La casa verde (1966)

Los cachorros (1967)

Conversación en La Catedral (1969)

Pantaleón y las visitadoras (1973)

La tía Julia y el escribidor (1977)

La guerra del fin del mundo (1981)

Historia de Mayta (1984)

¿Quién mató a Palomino Molero? (1986)

El hablador (1987)

Elogio de la madrastra (1988)

Lituma en los Andes (1993)

Los cuadernos de don Rigoberto (1997)

La Fiesta del Chivo (2000)

El Paraíso en la otra esquina (2003)

Travesuras de la niña mala (2006)

ENSAYOS:


Carta de batalla por Tirant lo Blanc, 1969

García Márquez: historia de un deicidio (1971)

Historia secreta de una novela (1971)

La orgía perpetua: Flaubert y "Madame Bovary" (1975)

Entre Sartre y Camus, ensayos (1981)

Contra viento y marea. Volumen I (1962-1982) (1983)

La suntuosa abundancia, ensayo sobre Fernando Botero (1984)

Contra viento y marea. Volumen II (1972-1983) (1986)

Contra viento y marea. Volumen III (1964-1988) (1990)

La verdad de las mentiras: ensayos sobre la novela moderna (1990)

Carta de batalla por Tirant lo Blanc (1991)

Un hombre triste y feroz, ensayo sobre George Grosz (1992)

El lenguaje de la pasión (2001)

El viaje a la ficción, ensayo sobre Juan Carlos Onetti (2008)

DISCURSOS

"LA LITERATURA ES FUEGO"
Hace aproximadamente treinta años, un joven que había leído con fervor los primeros escritos de Breton, moría en las sierras de Castilla, en un hospital de caridad, enloquecido de furor. Dejaba en el mundo una camisa colorada y "Cinco metros de poemas" de una delicadeza visionaria singular. Tenía un nombre sonoro y cortesano, de virrey, pero su vida había sido tenazmente oscura, tercamente infeliz. En Lima fue un provinciano hambriento y soñador que vivía en el barrio del Mercado, en una cueva sin luz, y cuando viajaba a Europa, en Centroamérica, nadie sabe por qué, había sido desembarcado, encarcelado, torturado, convertido en una ruina febril. Luego de muerto, su infortunio pertinaz, en lugar de cesar, alcanzaría una apoteosis: los cañones de la guerra civil española borraron su tumba de la tierra, y, en todos estos años, el tiempo ha ido borrando su recuerdo en la memoria de las gentes que tuvieron la suerte de conocerlo y de leerlo. No me extrañaría que las alimañas hayan dado cuenta de los ejemplares de su único libro, encerrado en bibliotecas que nadie visita, y que sus poemas, que ya nadie lee, terminen muy pronto trasmutados en humo, en viento, en nada, como la insolente camisa colorada que compró para morir. Y, sin embargo, este compatriota mío había sido un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de imágenes, un fulgurante explotador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo la lucidez, la locura necesarias para asumir su vocación de escritor como hay que hacerlo: como una diaria y furiosa inmolación.Convoco aquí, esta noche, su furtiva silueta nocturna, para aguar mi propia fiesta, esta fiesta que han hecho posible, conjugados, la generosidad venezolana y el nombre ilustre de Rómulo Gallegos, porque la atribución a una novela mía del magnifico premio creado por el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes como estímulo y desafío a los novelistas de lengua española y como homenaje a un gran creador americano, no sólo me llena de reconocimiento hacia Venezuela; también, y sobre todo, aumenta mi responsabilidad de escritor. Y el escritor, ya lo saben ustedes, es el eterno aguafiestas. El fantasma silencioso de Oquendo de Amat, instalado aquí, a mi lado, debe hacernos recordar a todos -pero en especial a este peruano que ustedes arrebataron a su refugio del Valle del Canguro, en Londres, y trajeron a Caracas, y abrumaron de amistad y de honores- el destino sombrío que ha sido, que es todavía en tantos casos, el de los creadores en América Latina. Es verdad que no todos nuestros escritores han sido probados al extremo de Oquendo de Amat; algunos consiguieron vencer la hostilidad, la indiferencia, el menosprecio de nuestros países por la literatura, y escribieron, publicaron y hasta fueron leídos. Es verdad que no todos pudieron ser matados de hambre, de olvido o de ridículo. Pero estos afortunados constituyen la excepción. Como regla general, el escritor latinoamericano ha vivido y escrito en condiciones excepcionalmente difíciles, porque nuestras sociedades habían montado un frío, casi perfecto mecanismo para desalentar y matar en él la vocación. Esa vocación, además de hermosa, es absorbente y tiránica, y reclama de sus adeptos una entrega total. ¿Cómo hubieran podido hacer de la literatura un destino excluyente, una militancia, quienes vivían rodeados de gentes que, en su mayoría, no sabían leer o no podían comprar libros, y en su minoría, no les daba la gana de leer? Sin editores, sin lectores, sin un ambiente cultural que lo azuzara y exigiera, el escritor latinoamericano ha sido un hombre que libraba batallas sabiendo desde un principio que sería vencido. Su vocación no era admirada por la sociedad, apenas tolerada; no le daba de vivir, hacía de él un productor disminuido y ad-honorem. El escritor en nuestras tierras ha debido desdoblarse, separar su vocación de su acción diaria, multiplicarse en mil oficios que lo privaban del tiempo necesario para escribir y que a menudo repugnaban a su conciencia, y a sus convicciones. Porque, además de no dar sitio en su seno a la literatura, nuestras sociedades han alentado una desconfianza constante por este ser marginal, un tanto anónimo que se empeñaba, contra toda razón, en ejercer un oficio que en la circunstancia latinoamericana resultaba casi irreal. Por eso nuestros escritores se han frustrado por docenas, y han desertado su vocación, o la han traicionado, sirviéndola a medias y a escondidas, sin porfía y sin rigor.Pero es cierto que en los últimos años las cosas empiezan a cambiar.Lentamente se insinúa en nuestros países un clima más hospitalario para la literatura. Los círculos de lectores comienzan a crecer, las burguesías descubren que los libros importan, que los escritores son algo más que locos benignos, que ellos tienen una función que cumplir entre los hombres. Pero entonces, a medida que comience a hacerse justicia el escritor latinoamericano, o más bien, a medida que comience a rectificarse la injusticia que ha pesado sobre él, una amenaza puede surgir, un peligro endiabladamente sutil. Las mismas sociedades que exilaron y rechazaron al escritor, pueden pensar ahora que conviene asimilarlo, integrarlo, conferirle una especie de estatuto oficial. Es preciso, por eso, recordar a nuestras sociedades lo que les espera. Advertirles que la literatura es fuego, que ella significa inconformismo y rebelión, que la razón del ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica. Explicarles que no hay término medio: que la sociedad suprime para siempre esa facultad humana que es la creación artística y elimina de una vez por todas a ese perturbador social que es el escritor o admite la literatura en su seno y en ese caso no tiene más remedio que aceptar un perpetuo torrente de agresiones, de ironías, de sátiras, que irán de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vértice a la base de la pirámide social. Las cosas son así y no hay escapatoria: el escritor ha sido, es y seguirá siendo un descontento. Nadie que esté satisfecho es capaz de escribir, nadie que esté de acuerdo, reconciliado con la realidad, cometería el ambicioso desatino de inventar realidades verbales. La vocación literaria nace del desacuerdo de un hombre con el mundo, de la intuición de deficiencias, vacíos y escorias a su alrededor. La literatura es una forma de insurrección permanente y ella no admite las camisas de fuerza. Todas las tentativas destinadas a doblegar su naturaleza airada, díscola, fracasarán. La literatura puede morir pero no será nunca conformista.

"DISCURSO UNIVERSIDAD GRANADA"
Me siento muy agradecido a la Universidad de Granada por honrarme concediéndome este doctorado honoris causa, y, muy especialmente, a mi querido amigo D. Blas Gil Extremera, quien, creo, ha sido el instigador principal de esta conspiración fraterna de la que soy beneficiario. Sé muy bien que ser incorporado, de manera simbólica, al claustro de profesores de esta institución es tanto un reconocimiento como un mandato de rigor y honestidad. Ni qué decir qué haré cuanto esté a mi alcance para no defraudarlos.A lo largo de la historia, la noción de cultura ha tenido distintos significados y matices. Durante muchos siglos fue un concepto inseparable de la religión y del conocimiento teológico, en Grecia estuvo marcado por la filosofía y en Roma por el Derecho, en tanto que en el Renacimiento lo impregnaban sobre todo la literatura y las artes. En épocas más recientes como la Ilustración fueron la ciencia y los grandes descubrimientos científicos los que dieron el sesgo principal a la idea de cultura. Pero, a pesar de esas variantes y hasta nuestra época, cultura siempre significó una suma de factores y disciplinas que, según un amplio consenso social, la constituían y ella implicaba: la reivindicación de un patrimonio de ideas, valores y obras de arte, de unos conocimientos históricos, religiosos, filosóficos y científicos en constante evolución y el fomento de la exploración de nuevas formas artísticas y literarias y de la investigación en todos los campos del saber.La cultura estableció siempre unos rangos sociales entre quienes la cultivaban, la enriquecían con aportes diversos, la hacían progresar y quienes se desentendían de ella, la despreciaban o ignoraban, o eran excluidas de ella por razones sociales y económicas. En todas las épocas históricas, hasta la nuestra, en una sociedad había personas cultas e incultas, y, entre ambos extremos, personas más o menos cultas o más o menos incultas, y esta clasificación resultaba bastante clara para el mundo entero porque para todos regía un mismo sistema de valores, criterios culturales y maneras de pensar, juzgar y comportarse.En nuestro tiempo todo aquello ha cambiado. La noción de cultura se extendió tanto que, aunque nadie se atrevería a reconocerlo de manera explícita, se ha esfumado. Se volvió un fantasma inaprensible, multitudinario y traslativo. Porque ya nadie es culto si todos creen serlo o si el contenido de lo que llamamos cultura ha sido depravado de tal modo que todos puedan justificadamente creer que lo son. La más remota señal de este proceso de progresivo empastelamiento y confusión de lo que representa una cultura la dieron los antropólogos, inspirados, con la mejor buena fe del mundo, en una voluntad de respeto y comprensión de las sociedades más primitivas que estudiaban. Ellos establecieron que cultura era la suma de creencias, conocimientos, lenguajes, costumbres, atuendos, usos, sistemas de parentesco y, en resumen, todo aquello que un pueblo dice, hace, teme o adora. Esta definición no se limitaba a establecer un método para explorar la especificidad de un conglomerado humano en relación con los demás. Quería también, de entrada, abjurar del etnocentrismo prejuicioso y racista del que Occidente nunca se ha cansado de acusarse.El propósito no podía ser más generoso, pero, ya sabemos, por el famoso dicho, que el infierno está empedrado de buenas intenciones. Porque una cosa es creer que todas las culturas merecen consideración ya que, sin duda, en todas hay aportes positivos a la civilización humana, y otra, muy distinta, creer que todas ellas, por el mero hecho de existir, se equivalen. Y es esto último lo que asombrosamente ha llegado a ocurrir en razón de un prejuicio monumental suscitado por el deseo bienhechor de abolir de una vez y para siempre todos los prejuicios en materia de cultura. La corrección política ha terminado por convencernos de que es arrogante, dogmático, colonialista y hasta racista hablar de culturas superiores e inferiores y hasta de culturas modernas y primitivas. Según esta arcangélica concepción, todas las culturas, a su modo y en su circunstancia, son iguales, expresiones equivalentes de la maravillosa diversidad humana.Si etnólogos y antropólogos establecieron esta igualación horizontal de las culturas, diluyendo hasta la invisibilidad la acepción clásica del vocablo, los sociólogos por su parte –o, mejor dicho, los sociólogos empeñados en hacer crítica literaria- han llevado a cabo una revolución semántica parecida, incorporando a la idea de cultura, como parte integral de ella, a la incultura, disfrazada con el nombre de cultura popular, una forma de cultura menos refinada, artificiosa y pretenciosa que la otra, pero mucho más libre, genuina, crítica, representativa y audaz. Diré inmediatamente que en este proceso de socavamiento de la idea tradicional de cultura han surgido libros tan sugestivos y brillantes como el que Mijail Bajtín dedicó a “La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de François Rabelais” en el que contrasta, con sutiles razonamientos y sabrosos ejemplos, lo que llama “cultura popular”, que, según el crítico ruso, es una suerte de contrapunto a la cultura oficial y aristocrática, la que se conserva y brota en los salones, palacios, conventos y bibliotecas, en tanto que la popular nace y vive en la calle, la taberna, la fiesta, el carnaval y en la que aquella es satirizada con réplicas que, por ejemplo, desnudan y exageran lo que la cultura oficial oculta y censura como el “abajo humano”, es decir, el sexo, las funciones excrementales, la grosería y oponen el rijoso “mal gusto” al supuesto “buen gusto” de las clases dominantes.No hay que confundir la clasificación hecha por Bajtín y otros críticos literarios de estirpe sociológica –cultura oficial y cultura popular- con aquella división que desde hace mucho existe en el mundo anglosajón, entre la “high brow culture” y la “low brow culture”: la cultura de la ceja levantada y la de la ceja alicaída. Pues en este último caso estamos siempre dentro de la acepción clásica de la cultura y lo que distingue a una de otra es el grado de facilidad o dificultad que ofrece al lector, oyente, espectador y simple cultor el hecho cultural. Un poeta como T. S. Eliot y un novelista como James Joyce pertenecen a la cultura de la ceja levantada en tanto que los cuentos y novelas de Ernest Heminway o los poemas de Walt Whitman a la de la ceja alicaída pues resultan accesibles a los lectores comunes y corrientes. En ambos casos estamos siempre dentro del dominio de la literatura a secas, sin adjetivos. Bajtín y sus seguidores (conscientes o inconscientes) hicieron algo mucho más radical: abolieron las fronteras entre cultura e incultura y dieron a lo inculto una dignidad relevante, asegurando que lo que podía haber en este discriminado ámbito de impericia, chabacanería y dejadez estaba compensado largamente por su vitalidad, humorismo, y la manera desenfadada y auténtica con que representaba las experiencias humanas más compartidas.
"EROTISMO"
Erotismo y pornografía"La frontera entre erotismo y pornografía sólo se puede definir en términos estéticos. Toda literatura que se refiere al placer sexual y que alcanza un determinado coeficiente estético puede ser llamada literatura erótica. Si se queda por debajo de ese mínimo que da categoría de obra artística a un texto, es pornografía. Si la materia importa más que la expresión, un texto podrá ser clínico o sociológico, pero no tendrá valor literario. El erotismo es un enriquecimiento del acto sexual y de todo lo que lo rodea gracias a la cultura, gracias a la forma estética. Lo erótico consiste en dotar al acto sexual de un decorado, de una teatralidad para, sin escamotear el placer y el sexo, añadirle una dimensión artística.Ese tipo de literatura alcanzó su apogeo en el siglo XVIII. Los de ese siglo son grandes textos eróticos que a la vez son grandes textos artísticos. A esto habría que añadirle que en ellos hay una carga crítica que hoy se ha perdido. Los autores de esa época creían que escribir de esa manera, reivindicar el placer sexual y darle al cuerpo ese tratamiento reverente era un acto de rebeldía, un desafío a lo establecido, al poder. Los escritores eróticos eran, pues, pensadores revolucionarios. Diderot, por ejemplo. O Mirabeau, que desde la prisión escribe a Sofía de Monnier cartas de un contenido sexual muy fuerte. Para él esos escritos forman parte de una lucha por la transformación humana, por la reforma social. El caso más extremo, sería el marqués de Sade, aunque no creo que de los textos de Sade pueda decirse que son de exaltación del placer erótico. Hay algo intelectual, obsesivo, casi fanático en sus demostraciones sexuales.Sea como fuere, el reconocimiento del derecho al placer es en el siglo XVIII un instrumento para conseguir un mundo mejor, más libre, más auténtico, menos hipócrita, un medio para liberar al individuo de las iglesias, de las convenciones. Eso no se vuelve a alcanzar. El erotismo en el siglo XIX se convierte en un juego muy refinado. Y en el XX se banaliza, se vuelve superficial y previsible, se comercializa, en el peor sentido de la palabra. Ya no genera experimentación formal y pierde su carga crítica, salvo en casos excepcionales, como el de Bataille. Los escritos de Georges Bataille son profundamente revulsivos, muy desafiantes con las últimas convenciones. A la vez son más lúgubres y siniestros. Los suyos son más textos de perversión que de asunción del placer, pero es uno de los escritores modernos en los que el erotismo va acompañado de una gran audacia artística".

ENTREVISTAS

MVLL en las entrevistas que da suele debatir de todo un poco. De política, de democracia, de sus novelas, de sus trabajos, de sus anecodtas, de practicamente todo, como un fiel escritor y un fiel amigo, excepto cuando recuerda lo de "Gabo", pero bueno, aquí, una selección hecha por mi acerca de sus más notorias entrevistas con periodistas peruanos:

ENTREVISTA 1

ENTREVISTA 1:

Acerca de la novela El Paraiso en la Otra esquina

PERIODISTA: Y hablando de historia. ¿Su última novela "El Paraíso de la otra esquina" para cuando la vamos a tener?
MVLL: Pues no lo sé, Cecilia. Yo sé cuando empiezo una novela, no cuando la termino, tengo un borrador acabado. Tengo una primera versión terminada que para mí es lo más difícil siempre, es lo que me cuesta más dolores de cabeza. Pero cuando comienzo a corregir trabajo con más seguridad y también con más alegría y eso me divierte mucho más. Eso es lo que estoy haciendo ahora, tengo la esperanza de terminar el próximo año.
PERIODISTA: ¿Es como reescribir?
MVLL: Sí; es reescribir, es cortar, editar, recomponer toda la organización de la historia y ya me puedo centrar mucho más en los detalles. Es lo que me gusta, lo que realmente me divierte. Yo puedo pasar horas de horas trabajando en esa reestructuración de la novela, cuidando el estilo, cuidando la forma, que es tan importante. La primera versión es salir de la sensación de impotencia que tengo cada vez que comienzo un libro, una lucha contra la inseguridad, contra la sensación de que nunca voy a poder concretar lo que estoy haciendo. Cuando termino ese borrador ya cambia completamente mi ánimo y entonces empiezo a pasarla realmente muy bien. Por eso digo que a mí no me gusta realmente escribir, sino reescribir. Soy un reescritor.
PERIODISTA: ¿Qué es lo último que ha leído de las publicaciones aquí en el Perú? ¿El Enano?
MVLL: Lo he leído, sí. Es un libro divertido, pero un peruano no lo puede leer como un libro puramente literario, porque es un libro que está evidentemente referido a una persona, es una diatriba. Dicen que quien siembra vientos cosecha tempestades. Por el temperamento del personaje que inspira este libro no me extrañó que un día saliera un libro como "El enano". Aunque Fernando Ampuero es muy buen escritor y muy interesante, no me parece que este libro sea lo mejor que haya escrito ni mucho menos. Es también un libro escrito desde la indignación, el dolor y el agravio, así que creo que el contexto no puede ser separado a los lectores peruanos, distintos a los lectores de otras nacionalidades que no conocen ese contexto.
PERIODISTA: Tengo una pregunta personal. ¿Es usted rencoroso? Porque todo Lima comenta que en la embajada de España Rafael Rey le estiró la mano para saludarlo y que usted se siguió de frente. ¿Es verdad?
MVLL: Es verdad, sí. Yo le tuve mucho cariño a Rafael. Él fue, si puedo usar esa formula que puede parecer quizá un poco paternalista, algo así como el joven mimado dentro del movimiento Libertad. Yo lo quise mucho a Rafael, me parecía un muchacho muy puro e idealista y que estaba ahí realmente inspirado por los mejores sentimientos. Entonces yo lo apoyé mucho porque pensé qué bueno que una persona como él tuviera responsabilidades políticas en nuestro país. Y la conducta de Rafael a mí me decepcionó mucho, no tanto porque creo que fue desleal conmigo, eso no tiene importancia, sino porque creo que en un momento dado él no respondió en absoluto a esa imagen que me había formado de él. Pero en fin, esto ya entra dentro de lo puramente personal, que tiene que ver con el mundo de la amistad, del cariño, del afecto o la pérdida del cariño y del afecto y ese es un mundo más bien privado, que no conviene ventilar en público.
PERIODISTA: Bueno, Vargas Llosa es un poquitín rencoroso, pero valiente y honesto como pocos.

ENTREVISTA 2

ENTREVISTA 2:

Acerca de Montesinos

PERIODISTA: Montesinos es un personaje realmente más inteligente, más cultivado...
MVLL: Ese sí. Ese es un personaje literario y estoy seguro que algún escritor peruano escribirá en un futuro próximo un libro que será interesante leer, inspirado en Montesinos o investigando realmente la vida y las hazañas, llamémoslas así, de este personaje.
PERIODISTA: ¿Ese escritor no va a ser Mario Vargas Llosa?
MVLL: No, no. Yo no voy a escribir sobre Montesinos, pero estoy seguro que habrá y quizás más de un escritor peruano lo hará.
PERIODISTA: ¿Por qué es que a usted no le interesa como personaje? Usted ha trabajado, fundamentalmente, sobre la base de los vicios del poder.
MVLL: Porque para escribir se necesita una distancia, una serenidad, una neutralidad que frente a gente como Montesinos y Fujimori yo no tengo. A mí esa gente me inspira un desprecio tan profundo, un asco tan inmenso por lo que han hecho, por lo que han dejado hacer en este país, por lo que han convertido al Perú, cuando vemos esas filmaciones de los empresarios, de los jueces, de los militares, vendiéndose por puñados de dólares como en una película truculenta de última categoría.Yo no tengo ninguna imparcialidad, ninguna serenidad, tengo una repugnancia como ante alimañas absolutamente despreciables y no se puede escribir con esos sentimientos. Hay que escribir con mucha serenidad, con mucha frialdad para poder crear una estructura, un lenguaje que haga persuasiva una historia. Tendría que pasar mucho tiempo para que, sobre este periodo de horror, de vergüenza que hemos vivido pueda escribir una obra de ficción. Puedo escribir artículos y ensayos, pero una obra de ficción necesita de serenidad y de una imparcialidad que para mí es imposible tener hacia acontecimientos tan recientes que, además, siguen de alguna manera dejando secuelas en la vida política y cultural peruana.
PERIODISTA: El psicólogo Jorge Bruce decía que Montesinos reúne las características de un líder maligno que tiene de psicópata, de paranoico y de narciso. Con quiénes o a quién se parece, usted que ha estudiado tantos personajes como éstos.
MVLL: Todos esos personajes que en las dictaduras operan desde la sombra son los brazos derechos de los dictadores, y están a cargo, generalmente, de la represión y la seguridad. Son todos personajes profundamente perturbados a los que ese poder y los crímenes y horrores que conlleva el cargo convierten en personajes monstruosos. En ese sentido no creo que sea una excepción. Un personaje como López Rega, por ejemplo en la Argentina, maléfico, llamado El Brujo porque en su caso se añadía, además, la práctica de la brujería y cierto esoterismo.
PERIODISTA: ¿Pero quién era peor?
MVLL: Creo que López Rega, pues probablemente mató mucho más gente que Montesinos, que también mató un buen número de personas, como sabemos, pero probablemente Montesinos robó mucho más que López Rega. Yo creo que Montesinos ha robado como pocos ayudantes de dictadores lo hicieron en la historia latinoamericana.
PERIODISTA: Se le ha comparado con Fouché y con Rasputín.
MVLL: Bueno, pero Fouche no robó. Fouché era el genio del mal porque era una persona que tenía un talento extraordinario para introducirse con sus espías en la vida de las familias y de las personas, pero no fue un ladrón. Fouché no fue un hombre que robara, era un hombre de seguridad, el policía que utilizaba para sus labores de espionaje, el policía con una falta total de escrúpulos, pero no fue ladrón. Lo terrible de Montesinos es que a él parece haberlo guiado en la vida únicamente el deseo de enriquecerse. No hay una idea, no hay un idealismo que uno pueda detectar de saber lo que dice de algún tipo. Bueno, no hay ninguna doctrina. Era robar, robar y acumular cada vez más dinero utilizando el narcotráfico, el contrabando de armas, utilizando la extorsión a los empresarios.
PERIODISTA: Pero también acumular poder. Hay una ambición por el poder.
MVLL: Hay una enorme ambición por el poder, pero el poder fundamentalmente para enriquecerse. Por ejemplo hay dictadores que tienen un apetito de poder monstruoso y sin embargo no les interesa el dinero. Un caso interesante era Trujillo. Trujillo robaba, robaba a la familia, robaba a todos sus colaboradores, pero él personalmente no tenía interés en el dinero. Para él el dinero era algo que se reunía y se echaba porque sólo le interesaba el poder absoluto, que es lo que tuvo hasta su muerte. Pero en el caso de Montesinos y Fujimori uno descubre que detrás de sus acciones y sus conductas, está el robo, el acumular sumas vertiginosas de dinero y esto es lo que los hace, además, tan profundamente despreciables. Porque algunos dictadores tienen una cierta idea de lo que debe ser la sociedad, de lo que debe ser el mundo, equivocada, aberrante, muchas veces monstruosas, pero por lo menos hay detrás de sus acciones un cierto principio. En el caso de estos pobres diablos no había otro principio que llenarse los bolsillos de dólares lo más rápido posible valiéndose de cualquier maña.
PERIODISTA: Por que hay dictaduras de izquierda, de derecha, ideologizadas. Este era un narcoestado.
MVLL: No había ninguna ideología salvo la del ganster. O sea rápidamente utilizar el poder para ganar mucho dinero, sacarlo al extranjero y utilizar también ese dinero para corromper a todo lo corrompible que, como hemos visto, por desgracia era mucho en el Perú.

ENTREVISTA 3

ENTREVISTA 3:

Acerca de Fujimori y Alan García

PERIODISTA: Tenemos mala suerte los peruanos porque esos dictadores siempre son casi personajes de segunda, para ponerlo en términos literarios. Usted por ejemplo, ha pensado en Fujimori como para convertirlo en un personaje de la literatura latinoamericana o ni siquiera alcanza la bala.
MVLL:Lo más triste es que Fujimori es una mediocridad, es un pobre diablo que hizo horrores. El daño que ha causado a este país es inconmensurable. Ha sido capaz de destruir un sistema democrático, de robar cientos de millones de dólares, de corromper a infinidad de gente. ¿Cuál fue la colaboración de Montesinos en esta operación? No lo sabemos. Montesinos parece ser más inteligente y culto que Fujimori. La impresión de Fujimori es que es un pobre ser, un pobre diablo que en ciertos aspectos tenía una gran capacidad para el mal, para mentir y representar lo que no era, además de una total falta de escrúpulos. En eso hay una cierta genialidad instintiva. Ahora, al mismo tiempo, cuando uno se acerca, lo escucha hablar y oye lo que dice pues ve a un ser inexistente, a un pobre diablo.
PERIODISTA: Es decir, no da para un personaje.
MVLL: Bueno, sería el hombre sin cualidades, pero (Robert von) Musil ya escribió ese libro tan maravilloso que es El hombre sin cualidades. Creo que Fujimori es eso, el hombre sin cualidades.
PERIODISTA: ¿Y Alan García?
MVLL: Alan García es todo lo contrario. Es un hombre muy inteligente con un carisma enorme, arrollador, capaz de defender con la misma convicción las tesis más absolutamente contradictorias porque tiene esa capacidad persuasiva. Me dicen que ha cambiado, que ya no es el presidente que produjo la más alta inflación de nuestra historia y que nos hizo declarar país inelegible en el concierto de naciones, que hoy día es una persona responsable y democrática, que ha entendido lo que es la modernidad. Nadie, a pesar de que yo no soy aprista, desea tanto que eso sea verdad ya que el APRA es, otra vez hoy día, gracias a Alan García, una oferta política en nuestro país. Ojalá el APRA manifieste esa responsabilidad defendiendo la democracia y las instituciones democráticas, ya que ese partido, no lo olvidemos, llevó a Fujimori al poder en las elecciones del 90. Ha sido una de las fuerzas políticas que ha pagado más caro ese error.
PERIODISTA: ¿Pero de todas maneras, usted ha pensado en el arquetipo psicológico de Alan García con intenciones de novelarla alguna vez? ¿De verdad que no?
MVLL: Confieso que Alan García no me ha inspirado hasta ahora la idea de una novela o de un personaje.
PERIODISTA: En un editorial de Expreso esta semana...
MVLL: Otro "defensor" de la libertad de expresión y de la libertad de empresa. Veo que Expreso es realmente uno de los "adalides" de la democracia y de la libertad.
PERIODISTA: Bueno, en uno de esos editoriales, ellos le piden a Alan García que haga lo que usted hizo en 1987 cuando García intentó estabilizar la banca, que lidere un movimiento que convoque a la Plaza San Martín para evitar que se revisen las licencias de los canales comprados por la mafia.
MVLL: Pues vamos a probar si es cierto que ha madurado, que es una persona responsable y sensata o si sigue siendo un oportunista capaz de aprovechar una operación, una circunstancia de este tipo para golpear al gobierno que es, por supuesto, un gobierno de oposición al partido aprista. Yo creo que no va a seguir el consejo de Expreso.

ENTREVISTA 4

ENTREVISTA 4:

Acerca de Travesuras de la Niña Mala

PERIODISTA: Escribir una novela de amor, ¿es una licencia que se da ahora que ya ha sorprendido al público con algunas de las grandes novelas latinoamericanas de las últimas décadas?
MVLL: La idea de escribir una novela de amor me daba vueltas hace muchos años y, por fin, la he puesto en práctica con Travesuras de la niña mala. Es una novela de amor moderno, es decir, de un amor marcado por las características de nuestra época, en la que hombres y mujeres tienen más libertades que antaño, y en la que las mujeres ya no son meros apéndices de padres, maridos y hermanos, sino gozan también de una disponibilidad semejante o comparable a la de los hombres.
PERIODISTA: Travesuras… es una lectura fluida, deliciosa… ¿escribirla también lo fue? ¿Diría que fue un proceso menos complejo que el que requirieron trabajos anteriores?
MVLL:Escribir una novela es siempre para mí un gran trabajo y me lleva a hacer muchas revisiones y correcciones. A veces, es más difícil escribir una novela de apariencia ligera que una novela densa y compleja. Pero es verdad que Travesuras de la niña mala me hizo pasar muy buenos momentos, sobre todo en los episodios en los que he aprovechado recuerdos de ciertas ciudades y épocas que aparecen en la historia. Los escribí traspasado por la melancolía.
PERIODISTA: ¿Por qué sintió la necesidad de dar detalles tan fuertes acerca de la relación de la niña mala con el japonés?
MVLL:La relación de la niña mala con el japonés es una relación hecha de violencia, como ocurre muchas veces en las relaciones amorosas, aunque ello se oculte por pudor y vergüenza a la luz pública.
PERIODISTA:¿Cómo ve la vida en este momento? ¿Acaso con la misma nostalgia que se desprende de esta novela en la que las páginas van dejando atrás los años, los sueños, las aventuras… la fogosidad? ¿Qué le da placer en este momento de su vida? ¿Con qué sueña?
MVLL:Mi vida actual, como la pasada, está hecha de trabajo, ilusiones, inquietudes y de proyectos diversos. Es verdad que siento el paso de los años, pero ello no es un lastre, porque sigo estando más interesado en el futuro que en el pasado; es decir, lo que me queda todavía por hacer me parece más sugestivo que lo que ya hice.
PERIODISTA: ¿Cómo reparte su tiempo entre el trabajo como escritor de ficción y el de articulista?¿Realiza ambos simultáneamente en horarios distintos?
MVLL: Trabajo seis días por semana en mis libros y el restante –generalmente el domingo– en mis artículos periodísticos.

ENTREVISTA 5

ENTREVISTA 5:

Hector Águila Carmín: (...) lo que quiero introducir aquí es el tema de Conversación en La Catedral, guiada por el ritornelo que nosotros leímos como una pregunta, una sentencia de la vida o del trágico destino de América Latina. Decía Zavalita, el personaje, todo el tiempo: "en qué momento se jodió el Perú".
Mario Vargas Llosa: Es otra frase que me persigue como la de la dictadura perfecta; creo que me perseguirá hasta el final de mis días.
HAC: Nosotros la leíamos y en los lectores sonaba: en qué momento se jodió México, en qué momento se jodió Colombia, en qué momento se jodió América Latina.
MVLL: Es una pregunta que no podemos esquivar cuando miramos alrededor y vemos qué son nuestros países y lo que hubieran podido ser, pues la pregunta viene de forma irresistible: en qué momento nos jodimos, qué pasó en nuestro pasado para que de pronto empezáramos a declinar, para que perdiéramos una y otra vez las oportunidades que otros países aprovechaban. Recuerdo que cuando era joven y militaba en la izquierda en San Marcos había una palabra que representaba el horror y la ignominia en que podía caer un país: taiwanización. Un país que se taiwanizaba, es decir, que se ponía a fabricar blue jeans para exportarlos a Estados Unidos, era un país que había llegado al extremo de la degradación. Yo fui por primera vez a Taiwán en los años setenta, y encontré un país de una prosperidad abrumadora, donde prácticamente no había pobreza, ya no digo miseria, no había pobreza, sino unos niveles de vida altísimos en comparación con América Latina.

ANECDOTAS

Anecdotas de MVLL son muchas, desde la que tiene cuando era niño hasta cuando ya era adulto, como las que vamos a ver a continuación. (no están en orden, sino de una manera un poco más dinámica, en distintaas epocas, como una propuesta de blogger de este blog).


  • "En el primer año de media me jalaron en Música. Yo tenía mala voz. Me dijeron, en el examen, que cantara la primera estrofa del Himno Nacional, y la canté. La canté muy fuerte. El Jurado creyó que me burlaba"


  • "Ya cuando estaba en La Salle empecé a leer a los franceses. Dumas fue la fascinación total. Creo que es el primer escritor al que leí como autor. Por entonces ya no buscaba las historietas, sino lo que había escrito el señor Dumas. Leí todas las series: Los tres mosqueteros, Veinte años después, El vizconde de Bragelonne, Memorias de un médico. Leer ya en esa época fue algo mucho más que una diversión, porque era lo que a mí me llenaba el mundo, que se había vuelto muy vacío."


  • una de las más resaltantes anecdotas de MVLL a lo largo de su carrera y de la cual no ha vuelto a hablar en más de treinta años es la acontecida el 12 de febrero de 1976, cuando cerca de las siete de la noche, noqueó con un derechazo a Gabriel García Márquez, por distintas y suspuestas provocaciones. Allí terminó la amistad más famosa del boom de más de ocho años de duración. MVLL decidió no reeditar "Historia de un Deicidio" y se inicio una profunda persecución. Recíen hace pocos años, se renovó la edición sin ser cortada la parte más interesante del epígrafe: "No hubiera podido escribir este ensayo sin la ayuda de muchos amigos: Mercedes y Gabriel García Márquez..."

MVLL y "Gabo" cuando eran amigos "Gabo" luego del incidente

  • “Desde que era un niño la literatura siempre se acercó a lo prohibido... Mi madre me prohibió terminantemente leer “20 poemas de amor y una canción desesperada“ de Pablo Neruda, eso hizo que ese libro tuviera un atractivo irresistible para mí... Lo leía a escondidas... me lo aprendí de memoria... Aunque no entendía algunos de aquellos versos sentía que ahí estaba la razón de su prohibición“.

  • “Cuando regresé de Cochabamba a Piura, tuve algo muy triste que nunca olvidaré. Yo hablaba como serranito y mis compañeros se burlaban de mí... sufría mucho... era muy ofensivo y humillante".

  • "La primera vez que me pegó alguien, fue mi padre.... Le debo el rechazo profundo a la autoridad impuesta por la fuerza, la violencia y mi amor por la libertad... La literatura se convirtió en un refugio maravilloso. Ya no era para entretenimiento o una forma de vivir aventuras extraordinarias, era un refugio para la soledad , para perder el miedo“..

  • “Cuando mi padr me descubrió escribiendo poemitas le causó un verdadero espanto... La poesía le parecía poco viril... el potencial de un futuro bohemio o marica le sacaba de sus casillas... Me prohibió escribir... y fue una maravilla, una manera de resistir a esa odiada y odiosa autoridad, algo que podía ofenderlo... Escribir era una manera de resistir“.

  • "Trabajé con Raúl Porras Barrenechea desde febrero de 1954 hasta pocos días antes de viajar a Europa, en 1958. Las tres horas diarias que pasé allí, en esos cuatro años y medio, de lunes a viernes, entre dos y cinco de la tarde, me enseñaron sobre el Perú y contribuyeron a mi formación más que las clases de San Marcos."

  • "Fui un adolescente profundamente romántico, que se enamoraba como los seres de las novelas románticas, y al mismo tiempo gozaba y sufría extraordinariamente con esos amores, que eran siempre muy apasionados y que yo vivía de una manera mucho más dramática, trágica, de lo que eran en la realidad.Y en mi vida, el amor es algo muy importante: es y ha sido un gran apoyo para trabajar, para escribir, para tomar decisiones. (...) Desde que yo era muy joven empecé a sentir una serie de reservas frente a la religión, porque la religión combatía lo que a mí me parecía respetable, que era el deseo. "

GALERÍA FOTOGRÁFICA

















Premios y Distinciones

A lo largo de su carrera, Mario Vargas Llosa ha recibido innumerables premios y distinciones.

PREMIOS:


  • Premio Biblioteca Breve, 1963. Por su primera novela, La ciudad y los perros
  • Premio Rómulo Gallegos, 1967. Por su novela La Casa Verde
  • Premio Nacional de Novela del Perú, 1967. Por su novela La Casa Verde
  • Premio Principe de Asturias de las Letras, 1986.
  • Premio de la Paz de los Libreros de Alemania, 1997.
  • Premio Planeta, 1993. Por su novela Lituma en los Andes

DISTINCIONES:

  • Miembro de la Real Academia Peruana de la Lengua desde 1977.
  • Miembro de la Real Academia Española desde 1994.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Yale, EE.UU. 1994.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad Ben Gurión Ber Sheeva, Israel. 1998.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Harvard, EE.UU. 1999.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad Mayor de San Marcos, Perú. 2001.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Oxford, Inglaterra. 2003.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad Europea de Madrid, España. 2005.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad La Sorbona, Francia. 2005.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Rioja, España. 2007
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Málaga, España. 2007
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Alicante, España. 2008.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar, España. 2008.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2008.
  • Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Granada, Perú. 2009

Mario Vargas Llosa recibió La Legión de Honor del Gobierno Francés en 1985.

BIBLIOGRAFÍA: